¿Qué es el enojo? y ¿cómo enfrentarlo?
El enojo puede considerarse como una respuesta natural frente a situaciones estresantes, eventos amenazantes que se relacionan con el temor al daño, por ser una emoción que se manifiesta con la irritabilidad y como resultado se genera la frustración cuando se pierde el control, las necesidades propias no son satisfechas o no se cumplen nuestras expectativas.
Analicemos cómo el enojo puede ocasionar la pérdida de la paciencia, manifestando su carta de presentación a través de la impulsividad, la agresividad y la conducta violenta. Recordemos que el cambio de estado y la reacción no controlada de la conducta causa daño en otros, mostrando una conducta con acciones violentas, amansadoras, con contenido de abuso verbal, mientras tanto que el enojo como emoción no causa directamente un comportamiento agresivo, es decir, un individuo con aparente grado de enojo no necesariamente llega a la conducta violenta.
Entonces ¿Cómo el enojo puede pasar de una emoción a una conducta violenta?
La ira y el enojo, como emociones circundantes, se pueden salir de contexto y convertirse en un factor negativo, cuando se manifiesta de forma directa con mucha intensidad y frecuencia, manifestando señales que indican una pérdida de control en la forma de enfrentar las situaciones estresantes, generando episodios comportamentales inapropiados que activan la intensificación de la agresión verbal o física, como respuesta de desahogo a pesar de que tiene consecuencias negativas.
Las señales que indican que debemos estar alerta para identificar cuándo se está activando el enojo son de tipo fisiológico (aumento del ritmo cardíaco, aceleración, dolor en el pecho, elevación de la temperatura y adoptar un color rojizo en la piel), conductuales (intranquilidad, moverse de un extremo a otro, cerrar y abrir las manos queriendo golpear, tirar objetos o elevar el tono de la voz), emocionales (sensación de abandono, olvido, tendencia a la inseguridad, sentirse rechazados e irrespetados), cognitivos (malinterpretación y minimización de cada situación).
Si estas señales perduran con intensidad, refuerza la emoción del enojo convirtiéndolo en un hábito perjudicial, que tarde o temprano generará una conducta violenta por la poca capacidad de regularse.
Recordemos que nada justifica la agresión, identificar el enojo permite establecer estrategias para enfrentar las emociones que activan una posible explosión que termine relacionado el enojo con la agresión.
Los individuos que no pueden manejar cada una de las emociones, pueden tener un tropiezo y generar emociones negativas, expresando una conducta agresiva, en ocasiones violentas, esperando en su momento poder resolver cualquier situación o problemática.
Para enfrentar esta emoción y reducir los riesgos de manifestar una conducta violenta, se encuentran: identificar el grado de enojo en una escala del 1 al 10, estableciendo que sentir desde 5 en adelante se necesita aplicar técnicas como el tiempo afuera (alejarse de los factores estresantes que ocasionan el enojo) y la detección del pensamiento (disminuir pensamientos relacionados con el enojo, distrayendo la atención).
Aprender a manejar los escenarios estresantes con las técnicas descritas permitirá mantener una claridad de pensamientos y una conducta adecuada frente a situaciones estresantes que incentiven el enojo.
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