La I Jornada de Actualización Pospandemia, organizada por la Universidad Estatal de Milagro – UNEMI y su Maestría en Educación Básica dejó interesantes reflexiones sobre lo que representará el retorno a clases presenciales para niños, niñas y adolescentes. La posibilidad de cuadros de ansiedad y de dificultades en el proceso de atención marcarán las aulas, donde se hace imprescindible la innovación.
Bella Troya, asesora educativa y docente de la UNEMI, expuso sobre El currículo: Un aporte a la transformación social. Al reflexionar sobre los desafíos en la implementación del mismo, recordó que este debe ser flexible. “Hay que inspirar el currículo en los intereses de los estudiantes y en las necesidades actuales y futuras, en las aspiraciones de ellos como miembros activos de una comunidad”, señaló.
La experta está consciente de que en el retorno a clases presenciales se detectarán vacíos curriculares, de ahí que “debemos recuperar los aprendizajes perdidos”.
“Es necesario retroceder hasta donde estén los estudiantes. Tenemos que ir fortaleciendo los requisitos previos y las bases para avanzar de manera curricular. No solo tenemos que nivelar, sino que tenemos que recuperar, ya que (las consecuencias de) estos dos años pueden convertirse o traducirse en 10 años de retraso escolar”, sentenció.
La psicóloga y docente de Espol y de UNEMI Alexandra Salinas, en cambio, ahondó en las emociones en el proceso educativo pospandemia. En ese sentido, pidió a sus colegas estar atentos a “niños y adolescentes que han estado en etapas de confinamiento y restricciones, y de una u otra manera se han visto afectados en sus estados emocionales, que van a expresarse (en el aula física)”.
Por ello, la recomendación es que los educadores no solo tienen que educar, sino también convertirse en gestores de emociones, porque desde mayo se notarán diferencias físicas, intelectuales y afectivas. “Quizá no todos puedan estar atentos media hora a una clase, porque existen componentes psicológicos individualizados con características afectivas que los hace ser diferentes. El rol del docente será identificar a sus estudiantes dentro del aula”.
“Deben tener mucho cuidado con los cuadros de ansiedad que se puedan presentar en niños y adolescentes, porque la esfera de relaciones sociales se ha mantenido a través de una virtualidad o juegos en línea, y al volver al aula física se puede presentar un desbalance emocional”, advirtió Salinas.