Desde hace dos meses, los docentes y estudiantes de Ingeniería Industrial de la Universidad Estatal de Milagro (Unemi) tienen la posibilidad de conocer más de cerca la tecnología 3D.
Gracias a la motivación que tuvieron los integrantes del segundo semestre de esta carrera, estos consiguieron adquirir una impresora de este tipo, que actualmente forma parte de los talleres de prácticas de esta facultad y que colabora con el desarrollo de las clases.
La inversión que realizaron los estudiantes fue alrededor de $ 700, dinero que los alumnos reunieron a lo largo de un año, a través de actividades extracurriculares que organizaron como rifas y ventas de comida cada semana, explicó el docente Geovany Morocho, quien resalta la actitud emprendedora de sus pupilos.
El académico explicó que las piezas provienen de China y que en el mes de agosto empezó el ensamblaje de la máquina, la cual tuvo que pasar por varias fases de errores y periodos de prueba hasta que esté correctamente instalada.
Como su nombre lo indica, la máquina imprime objetos en 3D, a escala menor; los resultados van desde un objeto simétrico como un cuadrado, una casa, hasta un objeto asimétrico como un montículo de rocas, un zapato, y una infinidad de cosas.
En la universidad, la impresora actualmente está a cargo del docente Alonso Ortiz. El profesional quedó fascinado con una de las primeras impresiones que la máquina entregó: la réplica en miniatura de la fachada de la institución.
“La precisión con la que trabaja es increíble”, acotó el docente, quien agregó que la máquina fue entregada a la universidad por parte de los estudiantes, y esta ahora sirve para el desarrollo de las clases y alimentar el conocimiento de los futuros ingenieros.
El diseño para cada impresión es trabajado previamente en un programa informático, por lo general en Autocad, que luego es transferido a través de una memoria SD a la impresora en 3D, la cual posee un lector donde es introducida la tarjeta que contiene el archivo.
Tras unos cuantos ajustes en una pequeña pantalla ubicada en la parte superior, la máquina es finalmente puesta en funcionamiento. La impresora posee una base de vidrio que a su vez es sostenida por una placa metálica, donde se erigen las formas que se imprimen.
Rollos de filamento plástico en forma de hilo grueso cumplen la función de la ‘tinta’ de una impresora común; el filamento se ‘derrite’ mientras sus ‘inyectores’ van dando forma al objeto, cualquiera que este sea.
El tiempo que demora en imprimir depende de la complejidad del objeto, refiere Ortiz. “Puede demorar una hora, como también puede tardar cinco o más”, detalla. La temperatura a la que trabaja esta impresora bordea entre los 70 y 90 grados. Ortiz mencionó que a la fecha ya han construido cerca de 20 piezas.
“Podemos hacer un plato, una cuchara, un tornillo, la pieza de un motor o cualquier otro objeto pequeño que podamos imaginar. Para hacerlo debemos elaborar el diseño en un formato 3D que permita que sea reconocido por la máquina”, explica Ortiz, mientras manipula el artefacto. Para el académico, su uso abre múltiples opciones para que los estudiantes de Ingeniería de esta universidad conozcan y asimilen más este tipo de tecnología.
Tomado de: web Diario Expreso.