
Margaritas 2 y San José, dos de las zonas más golpeadas por las recientes inundaciones que azotaron el cantón Milagro, fueron visitadas por personal de la UNEMI que llegó para dar atención médica y esperanza a cerca de 900 familias en total.
A través de la Dirección de Bienestar Universitario y la Coordinación de Servicios Comunitarios, se desplegaron estas brigadas que ofrecieron atención gratuita y medicinas.
La iniciativa, impulsada por el rector Dr. Fabricio Guevara Viejó, contó con la participación de médicos generales, odontólogos y el respaldo voluntario de la Fundación “Dibujando Sonrisas”. Además de la atención, se entregaron medicamentos a los pacientes, muchos de ellos niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.
Desde tempranas horas de este miércoles, decenas de personas se congregaron en la casa comunal del sector Margaritas 2, ubicada en las calles Gabriela Mistral y callejón sin nombre. El primer lugar visitado. Entre ellas estaba Margarita Anchundia. “El agua nos llegó al cuello. Tuvimos que salir como pudimos a casas de familiares y estuvimos cinco días sin agua y sin luz”, recordó con angustia la moradora.
La madre de familia contó que han pasado nueve años desde que se vivió una inundación similar, pero asegura que esta última ha sido la peor. “Las calles necesitan relleno urgente y el muro del fondo de la ciudadela no ha sido limpiado en mucho tiempo”, reclamó.
Otra de las historias que conmovió al equipo médico fue la de Sara Miño, quien perdió a cinco de sus perros durante la inundación. “Tuve que salir con el agua al pecho y me encontré con una culebra… Nos fuimos ocho días a un albergue”, relató. Además, Sara comentó que el bus más cercano pasa a más de 15 cuadras, lo que dificulta la movilidad en el sector.
A la atención médica brindada por UNEMI también acudió Angelita Hernández, una adulta mayor de 82 años, en silla de ruedas. Vive con su esposo, Hugo Salazar, de 84, quien quedó postrado tras un derrame cerebral; y con su hijo Wilson, de 62, quien también presenta problemas de salud. “Este tipo de ayuda que ustedes han traído es una bendición”, dijo con una sonrisa, mientras esperaba ser atendida.
Leonor García Vera, de 29 años, lamentó haber perdido su ropa y su refrigeradora cuando el agua entró a su casa. Pero al igual que el resto de vecinos, agradeció la presencia de UNEMI. “Hoy nos han traído esperanza, muchas gracias a la Universidad por acordarse de nosotros”, comentó.
En estos sectores visitados, la jornada concluyó con la sensación colectiva de que, pese a las adversidades, no están solos. De esta forma, UNEMI reafirma su compromiso con el bienestar de la comunidad, llevando solidaridad a quienes más lo necesitan.