Eran las 11:00 del miércoles. De repente, la tierra empezó a temblar. Un fuerte sismo de al menos 5.5 grados en la escala de Richter se estaba produciendo. Segundo Palaguachi permanecía en su aula de clases, en la primera planta alta del bloque N de la universidad. Su bastón fue lo primero que agarró.
Palaguachi padece de ceguera. Pero eso no le impidió liderar a su grupo. Con agilidad, el hombre tomó del brazo a una compañera que tiene la misma discapacidad y esta a su vez a otra con el mismo problema. El bastón guiaba los pasos del invidente.
Segundo y sus compañeros bajaron juntos las escaleras del edificio, con sus demás amigos detrás, todos en orden y enganchados de brazos. El grupo avanzó hasta la plazoleta, una zona abierta, donde Darwin Gonzáles, otro invidente, sostenía un banderín color rojo. Allí se concentraron.
Lo realizado por este grupo de estudiantes de UNEMI fue un simulacro de emergencia para estar preparados ante un eventual sismo.
Daniel Izquierdo, experto en seguridad y salud ocupacional de la universidad, dijo que esta actividad es parte de un plan de contingencia y emergencia para la universidad. El documento está en proceso de elaboración.
Juanita Coka, docente de UNEMI, coordinó la realización del simulacro, que tuvo entre sus finalidades, enseñar a los estudiantes cómo actuar durante este tipo de eventos, y despertar en ellos la colaboración que se debe tener para con las personas que sufran de algún tipo de discapacidad.
“Nos estamos preparando, porque ante alguna eventualidad hay que estar listos” explicó Izquierdo.
El funcionario adelantó que este tipo de simulacros se realizarán en lo posterior, con la coordinación de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos y con la participación de toda la comunidad universitaria.
“Esto es muy educativo. Aprendimos que en este tipo de eventos las personas con discapacidades son los que más dificultades pueden tener, y cómo poder ayudar a salvaguardar sus vidas” opinó María José Duchi, estudiante de Psicología que participó del simulacro.