Patricia Laje de lunes a viernes se despierta a las 4:30 de la madrugada, desayuna y se alista para salir. Antes de eso, toma sus cuadernos. Su vivienda está ubicada en el recinto Chagüe, un sector apartado del cantón Naranjito y que está situado en la vía que conduce al cantón Bucay.
En el camino se embarca en una moto para trasladarse al carretero principal. Durante el trayecto cruza tres ríos y dos recintos. Luego de esta cotidiana travesía, Patricia toma un bus intercantonal que la trasladará al cantón Milagro. Su destino es la UNEMI.
La estudiante del segundo semestre de la carrera de Psicología realiza a diario esta recorrido que le toma dos horas y media. La joven hace este enorme esfuerzo porque sus clases inician a las 7 de la mañana.
En un día sin contratiempos, a las 15:30 Patricia ya está de vuelta en su casa donde la esperan con alegría su madre, María Barrionuevo y su hermana Katherine, de 10 años.
Al igual que esta joven, existe una gran cantidad de estudiantes que habitan en varios sectores rurales de la región y que buscan en la UNEMI una oportunidad de superación.
Ante esta necesidad, la alma mater milagreña, al igual que todas las entidades de Educación Superior, destina el 10% de su presupuesto a la adjudicación de becas en sus distintas modalidades: academias, socio económicas, discapacidad y deportivas. El proceso inicia con la recepción de carpetas en la Unidad de Bienestar Estudiantil donde son seleccionadas en base al cumplimiento de requisitos.
Uno de los pasos a cumplir es la verificación del domicilio, la entrevista con la Directora de la Unidad y finalmente el análisis realizado por el Consejo de Bienestar Estudiantil, mismo que se encuentra conformado por los directores de Bienestar Estudiantil, Vinculación con la Colectividad, Difusión Cultural y representantes de los estudiantes, trabajadores y empleados de UNEMI.
Así lo explica Monica Zea, directora de la Unidad de Bienestar Estudiantil quien expone el porqué de la importancia de este procedimiento.
“Basados en el Reglamento de la Unidad de Bienestar Estudiantil, debemos hacer un profundo análisis de la situación de cada uno de los aspirantes para que los fondos que el estado está destinando para el apoyo a la formación del futuro talento humano llegue a quienes realmente lo necesitan” enfatizó Zea.
Una de las partes más importantes dentro del proceso para adjudicación de becas es la verificación del domicilio, porque permite evidenciar las condiciones de vida y posibilidades del estudiante.
Jully Guijarro, Trabajadora Social de la UNEMI es la encargada de realizar las visitas a cada uno de los aspirantes.
La funcionaria acude a los domicilios para realizar una evaluación del entorno y entrevistar al estudiante y sus familiares, donde se evidencia los recursos que el alumno o alumna emplea para sus traslados a la institución, alimentación y la inversión en materiales para el proceso de formación académica, entre otros detalles.
Sonia Peñarrieta, madre de Pamela Palacios, estudiante del sexto semestre de Licenciatura en Enfermería, ante las condiciones de discapacidad de su esposo se dedica a la venta de aves de corral, con lo cual apoya en la medida de sus posibilidades a su hija.
“Como padres hacemos hasta lo imposible porque nuestra hija continúe con sus estudios, pensamos también que su superación nos ayudará tarde o temprano, ya que nuestras posibilidades son muy escasas” manifestó Sonia, quien habita con su familia en la parroquia Roberto Astudillo.
Pamela es consciente de las dificultades que expresan sus progenitores. “Es importante que podamos acceder a esta ayuda; muchos de nosotros necesitamos para movilización, compra de materiales, uniformes y muchas veces nuestros padres no están en posibilidad de apoyarnos como es mi caso” opinó.
María José Calderón, estudiante del quinto semestre de Psicología vive en el cantón Simón Bolívar junto a sus padres, hermana y su sobrino pequeño.
Tal como explica la estudiante en el informe entregado a la UBE, su situación económica se dificulta puesto que su padre es el único sustento del hogar y en la actualidad se encuentra desempleado.
“Mi hija tiene que viajar por las tardes y llega a casa a las once de la noche, por lo que necesita dinero para transportarse y para muchas otras cosas que el estudio requiere” refiere Anabella González, madre de María José. “La situación económica nuestra es difícil por eso es muy importante para nosotros que ella pueda contar con esta ayuda” agregó.
La UNEMI, basada en los reglamentos y normas establecidas por los organismos de control, es una institución comprometida en formar profesionales de calidad para la región y el país, que trabaja siempre para poder brindar el apoyo necesario a sus estudiantes y que estos logren culminar de manera exitosa sus estudios.
En el periodo lectivo de octubre de 2015 a febrero de 2016, el número de estudiantes becados de la UNEMI era de 452.