Ecuador revierte los estragos de la pandemia, pero aún queda mucho por hacer
En línea con lo esperado, luego de los estragos de la pandemia en el 2020, el efecto “rebote” tuvo su correlato en el crecimiento económico de 2021. La economía ecuatoriana dejó atrás el retroceso más fuerte de toda la serie histórica de cuentas nacionales (-7,8%; año 2020) y se expandió el año previo en 4,2%, volviendo a crecer a tasas similares a las del año 2013. No obstante, más allá de destacarse aquello como un logro de política, aún con este dinamismo la producción nacional tan solo alcanzó a situarse a niveles similares del año 2016 y en promedio no puede superar la barrera de los US$70 mil millones en los últimos ocho años.
En lo que respecta a 2022, la previsión de crecimiento del Banco Central del Ecuador se ubica en 2,5% con riesgos latentes de ajustarse a la baja por los sucesos internacionales recientes que involucran la guerra entre Rusia y Ucrania, que, si bien es cierto, como efecto directo solo mermarían alrededor de US$80 millones al saldo de la balanza comercial bilateral con estos países, como efecto indirecto puede traer serios problemas a la economía del país.
Es que, dado el orden económico mundial, al ser Rusia el segundo exportador de petróleo más relevante en el mundo, después de Arabia Saudita, ha mostrado tener clara incidencia (al alza) en el precio internacional del crudo, al recortar la oferta de petróleo como retaliación hacia los países que apoyan abiertamente a Ucrania (en su mayoría miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte; OTAN). Este suceso tiene varias implicancias en la economía del Ecuador, por un lado, afecta al equilibrio externo e incide a la vez en el equilibrio interno por los siguientes mecanismos de transición.
Si analizamos al equilibrio externo, el efecto de primera ronda podría impactar de forma positiva a la balanza comercial global del país vía mayores ingresos de exportaciones petroleras por incremento del precio internacional del crudo, lo cual, en principio, nos beneficia. No obstante, el efecto de segunda ronda gira en torno a la inflación importada que tendríamos – que de hecho ya se empezó a evidenciar en la dinámica del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero – febrero 2022 – y que lograría finalmente afectar al equilibrio interno si no se toman los correctivos necesarios.
Lo previamente indicado, explicado quizá de mejor forma desde la famosa teoría centro – periferia, tomando en cuenta que el Ecuador es un país extractivista que vende petróleo crudo al resto del mundo desde 1970 e importa derivados propios de este producto como por ejemplo la gasolina, cuyo precio sabemos que en la actualidad está anclado a los vaivenes del precio internacional del barril de WTI (West Texas Intermediate por sus siglas en inglés); es decir que, si este último sube, el costo de la gasolina en el país también lo hará y con clara incidencia al alza en la inflación.
En dicho sentido, desde los manuales tradicionales de la macroeconomía, es claro que la inflación para cualquier economía del mundo es distorsiva para el bienestar de la sociedad y en Ecuador no será la excepción. Desde la óptica del equilibrio interno, esto puede afectar claramente al consumo privado y la inversión que, dicho y sea de paso, representan en su conjunto 85% de la demanda agregada.
En el primer caso, haciendo caer los salarios reales del trabajador, reduciendo con esto su poder de compra y por consiguiente el consumo. Por el lado de la inversión, hay que recordar que el Ecuador es una economía dolarizada y que EE.UU. es un país que, al ser un gran comprador de petróleo en el mundo, también tendrá presiones inflacionarias por el efecto del mayor precio del crudo.
En dicho sentido, ya hemos podido evidenciar que este país a través de su Reserva Federal (FED; por sus siglas en inglés) endurecerá su política monetaria con incrementos en su tasa de interés de referencia en marzo, junio, septiembre y diciembre 2022 con la finalidad de corregir los desequilibrios de precios relativos existentes y combatir la aceleración de precios minoristas. En un contexto, como el actual, con fuga de capitales en Rusia y Ucrania y tensión mundial por las consecuencias derivadas de la guerra, los inversionistas querrán refugiarse en un activo libre de riesgo, y el que la FED suba la tasa de interés será un incentivo más para migrar sus capitales hacia EE.UU. y maximizar sus ganancias.
Esta figura no solo aplica para los países inmersos en el conflicto sino también para economías altamente vulnerables a shocks externos como la ecuatoriana. Los flujos de capitales en el país podrían verse afectados al depender de la influencia de la política monetaria estadounidense por están anclados al dólar.
Dados estos acontecimientos, la expectativa de crecimiento económico del país en 2022 debe considerar las nuevas reglas que impone el orden económico mundial y aplicar políticas orientadas a fortalecer el empleo, diseñar estrategias para hacerle frente a los efectos trabajador añadido y desanimado, pero sobre todo a generar credibilidad para que la tan anhelada inversión llegue al país y la que ya está no termine migrando hacia EE.UU. como parte del efecto sustitución en el marco de la maximización de las ganancias del inversionista.
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