Estudiantes de la carrera de Ingeniería Ambiental de la UNEMI experimentaron de primera mano el trabajo en una planta industrial a través de un proyecto de simulación que involucró la elaboración de cerveza artesanal. En este proyecto, los estudiantes realizaron la maceración y fermentación de la malta.
Como resultado de su trabajo, la tarde del miércoles, 10 de julio, presentaron cuatro tipos de cerveza: “Una IPA con frutos verdes, una Stout con café, una cerveza Pilsener y una cerveza Kölsch, de origen alemán”, explicó Carlos Bastidas, docente de la Facultad de Ciencias e Ingeniería (FACI) de UNEMI, quien lideró el proyecto en la asignatura de Procesos Industriales.
Los nombres y tipos de cerveza corresponden a la clasificación de la malta utilizada. “Por ejemplo, para hacer la Pilsener se usa la malta pilsen, de ahí viene el nombre. La IPA es una India Pale Ale, que se elabora con malta Pale Ale”, aclaró el docente.
Participaron en este innovador proyecto los estudiantes del cuarto nivel de la carrera, quienes además de producir la cerveza, llevaron a cabo actividades de reciclaje, alineándose con su enfoque ambiental. “Lo que hicimos fue capturar el CO2 que se desperdicia durante la fermentación usando un dispositivo para recolectarlo y reutilizarlo en futuros procesos. También convertimos los residuos en fertilizante orgánico y reciclamos las botellas”, indicó Bastidas.
Cada estudiante experimentó un rol en el proceso, designándose supervisores de calidad, de producción y de personal, aplicándose sanciones como en cualquier planta de trabajo. Los estudiantes se mostraron entusiastas al presentar su producto. “Desde el comienzo fue un trabajo arduo, especialmente conseguir los materiales, ya que en Ecuador no hay muchos implementos para esto, y algunos tuvimos que traerlos desde Quito”, contó Jennifer Campos, estudiante de cuarto nivel.
Para Joel Perrero, la experiencia fue enriquecedora: “El objetivo principal no era solo elaborar cerveza, sino simular un proceso industrial real. Aplicamos diferentes técnicas aprendidas en la carrera, como la captura de CO2 y el reciclaje de materiales”, reveló.
Además, los estudiantes diseñaron etiquetas para cada cerveza y les asignaron nombres como Empire, Gebrau der Götter (brebaje de los dioses en alemán) e IPA. Cada etiqueta describe el tipo de malta, el grupo que la elaboró e incluso algunas incluyen un código QR que dirige a una página web para la venta y distribución del producto.
“Espero que en el futuro la Facultad pueda utilizar este proyecto como un medio de autogestión. Cada botella de cerveza se vende entre $2.50 y $3.00, y se produjeron 1,800 unidades, lo que equivale a ingresos teóricos de entre $4.500 y $5.400. Estos fondos pueden fomentar más proyectos, reciclaje, y complementar la planta de tratamiento que tenemos aquí, recuperar agua, crear fertilizantes y cultivar nuestros propios ingredientes para la cerveza”, concluyó Bastidas.