En una mañana marcada por la emotividad, la Universidad Estatal de Milagro (UNEMI) rindió homenaje a la memoria de una de las mentes detrás del diseño y transformación urbanística y arquitectónica de la Institución, el Arq. Miguel Ángel Rapado Pelayo (+).
Frente a su esposa, Dra. Ana Tamarit; sus hijas e hijo, Beatriz, Ana y Miguel Ángel; y su hermana, Inés; así como a las máximas autoridades de la alma máter, a la comunidad universitaria e invitados especiales, se presentó el trabajo escultórico creado en su honor.
Su familia, en primera fila, fue testigo una vez más de la huella que dejó en la Universidad y en quienes forman parte de ella, al escuchar los testimonios de compañeros, colegas y amigos que dejó a su paso, en las cápsulas audiovisuales que se reprodujeron como parte del programa.
Momentos especiales que se matizaron por los recorridos de cada intervención a través de la personalidad del arquitecto, sus caminatas ‘interminables’ por el campus, en las que visualizaba sus trabajos; sus conversaciones francas y concretas, su compromiso y determinación para defender sus propuestas, las que hoy vemos plasmadas en diferentes espacios.
Fue la Arq. Mónica Bastidas, artista a cargo del diseño, construcción e instalación de las piezas escultóricas, la encargada de detallar este proyecto.
“El homenaje que hoy les presento está constituido de una escultura de tamaño natural en bronce, de Miguel Ángel; 366 huellas de hierro fundido, cinco pedestales frente a las edificaciones que diseñó, y uno al pie del ‘árbol de la ciencia’ (dentro del CRAI); y en estos pedestales, se recuperan los dibujos de Miguel Ángel… porque él primero lo resolvía en papel y luego lo transportaba a los planos para construir”, describió.
Para la familia del Arq. Rapado, el homenaje evocó sus mejores recuerdos, desde su primer día en la Universidad, la primera reunión con las autoridades y el primer proyecto que se le encomendó: darle forma al Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI).
“Sé cuánto significaba para él ser parte de esta familia universitaria, y ver que hoy su legado es reconocido de esta manera me llena de orgullo y gratitud, porque Miguel Ángel fue muy feliz en UNEMI”, expresó su esposa, Dra. Ana Tamarit.
Su nombre es perennizado
Precisamente, este espacio, el CRAI, el primero que dibujó en sus cuadernos y que luego se materializó, a partir de este día llevará su nombre, de acuerdo a lo establecido en el Acta de Resolución del Consejo Universitario, en donde se aprueba dicha designación: Edificio Arq. Miguel Ángel Rapado Pelayo.
“Miguel dibujaba los proyectos que cumplían con ese requisito planteado por la UNEMI: ‘transformar el centro de la institución’. Fueron las primeras palabras que tuvimos con él, en el 2014. Queríamos que el mejor espacio universitario no sea el administrativo, tiene que ser la biblioteca; y él, con esas simples palabras, plasmó y aterrizó el proyecto del CRAI”, recordó la máxima autoridad de UNEMI, Dr. Fabricio Guevara Viejó.
Desde aquí observará la evolución del campus
Uno de los momentos más emotivos de la jornada, fue el develamiento de la escultura de tamaño real en bronce, ubicada estratégicamente en el segundo piso alto del CRAI, en una posición que aparenta observar desde aquí a todo el campus, a través de los vitrales del edificio.
Las autoridades de la alma máter y la familia de Miguel Ángel fueron las encargadas de descubrir la efigie, en lo que fue el momento más conmovedor del programa.
De esta manera concluyó uno de los días más importantes en la historia de la comunidad universitaria, en donde se rindió homenaje a quien, con sus ideas, supo interpretar y plasmar, la visión de las autoridades, empeñadas en transformar a la UNEMI, en la institución de educación superior pública más grande del país.